Nunca pensé que utilizaría este blog para hablar de fútbol y, aunque pueda parecerlo, no lo voy a hacer. Hablo de personas:
Hace menos de un año todos estabamos unidos cantando y gritando orgullosos que SOMOS ESPAÑOLES, pues bien... a mí ahora mismo me da vergüenza serlo.
Parece que a veces se olvida que el fútbol, por mucho dinero y por muchas masas que mueva, es un deporte.
Parece que todas las frustaciones que encontramos en nuestra vida diaria, las volcamos en aquel que pertenece al equipo contrario. No sé si es culpa de nosotros mismos, de los propios futbolistas o de lo medios de comunicación, a los que sólo les falta darnos un par de armas y reunirnos a todos a la salida del estadio.
Parece que todas las frustaciones que encontramos en nuestra vida diaria, las volcamos en aquel que pertenece al equipo contrario. No sé si es culpa de nosotros mismos, de los propios futbolistas o de lo medios de comunicación, a los que sólo les falta darnos un par de armas y reunirnos a todos a la salida del estadio.
Poca gente va a leer esto, pero al que lo lea, le pido que recuerde que no es una guerra, que al día siguiente sea cual sea el resultado, su vida va a seguir tal cual (exceptuando las burlas de los compañeros del equipo contrario). Comprendo las emociones que nos pueden despertar ciertas ocasiones deportivas, pero no comprendo las faltas de respeto ni la intolerancia (y espero no comprenderlo nunca). Y esto va por todos, me da igual el color de la camiseta.
Ayer vi el partido con unos amigos y grité, salté, me enfadé, incluso se me escapó algún insulto (y de los gordos, no soy precisamente un ejemplo a seguir) pero al llegar a casa y conectarme a Twitter aluciné... Nos pierde la boca señores.
La actitud de muchos futbolistas en el campo la noche pasada dejo muchísimo que desear, pero la de muchísimos de nosotros no fue para menos.
"Mientras el tigre no puede dejar de ser tigre, no puede destigrarse,
el hombre vive en riesgo permanente de deshumanizarse." Ortega y Gasset